Nota aclaratoria: Este blog y la distri terminaron hace años por pertenecer exclusivamente a Jaime Sanchez Martínez, perpetrador y perpetuador de varias agresiones machistas a diferentes personas en el Estado Español, por eso desde aquí se insta a la retirada de cualquier material editado y/o escrito por la misma.

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sábado, 3 de septiembre de 2011

LOS MITOS DE LA II REPÚBLICA

El mes que viene vamos a editar el folleto "Los mitos de la II República", aquí os dejamos con un adelanto.

VISIÓN MÍTICA DE LA II REPÚBLICA

Según Ealham, la II República no fue más que una de las múltiples resoluciones que la oligarquía española ha dado a los conflictos del Estado contra el pueblo desde su creación. La II República posee un mito en torno a su democracia en pro del interés político de ciertos sectores del liberalismo más “abierto”. Sidney Tarrow, sociólogo estadounidense, tiene trabajos encaminados a analizar la represión de la “democracia” liberal que el ponente recomendó.

El contexto de la mitificada visión de la República se sitúa en la “Transición” a la “democracia” (1975 – 1982/86), en historiadores liberal-progresistas surgidos bajo y contra el Franquismo en sus últimos años (Manuel Tuñón de Lara, Julio Aróstegui, Ángel Viñas, Santos Juliá…) que ven en la conflictividad de la época (atentados de ETA, intentonas golpistas militares…) una similitud con la conflictividad de la segunda era republicana (insurrecciones anarquistas, derecha golpista…), transmutándola.
SURGIMIENTO DE LA II REPÚBLICA

La República y la Monarquía no eran equivalentes, si bien tenían semejanzas. Ello lo prueba el hecho de lxs diversxs “tránsfugas” que pasaron de componer gobiernos monárquicos a engrosar las filas de la burguesía republicana (el varias veces ministro Niceto Alcalá-Zamora, o Miguel Maura, hijo del varias veces presidente del gobierno Antonio Maura). La monarquía había entrado en una pronunciada fase de descrédito desde 1909, acentuada por la última y autoritaria fase de la Dictadura de Primo de Rivera, y buena parte del pueblo veía en la República una salida a tal aparatosa situación. Tras unas elecciones amañadas vencidas por la monarquía usando el caciquismo y la coerción, la República se proclama tras movilizaciones populares en todo el Estado que no hubieran sido posibles si el ejército, como en 1909, 1917, 1919 o en 1923, hubiera salido a la calle. José Sanjurjo, director de la Guardia Civil, se negó a sacar las tropas a la calle el 14 de abril, pese a las peticiones de una minoritaria clase política (Bugallal, Juan de la Cierva…) que partió al exilio. El resto engrosó la oposición “legal” al nuevo régimen, o bien, como hemos visto, se integró directamente en él, llegando Maura a ser ministro del gobierno provisional, y Alcalá-Zamora presidente de la República entre 1931 y 1936.

El principal problema que tiene la República al nacer no es la derecha, sino la anarcosindicalista Confederación Nacional del Trabajo. En ella un sector, los “trentistas” o “posibilistas” como Joan Peiró o Ángel Pestaña (más tarde ambos integrados en el aparato republicano, el primero como ministro de Trabajo y el segundo como diputado del Partido Sindicalista en 1936) apostaban por un apoyo a la República dado su talante aparentemente “aperturista”, mientras el sector mayoritario, los “faístas” propugnaban aprovecharse de los métodos de representación de la “democracia” liberal y “derechos sociales” para derribarla como un Estado burgués más que era.

Contra la CNT, antes que la violencia como bajo Alfonso XIII, se prefiere la reforma. El PSOE la ve bien, con frases como “vivan los hombres que nos traen la ley”. La República posee una apariencia progresista, pero detrás posee intereses ocultos que son analizados a continuación.